Parece que estamos entrando en una nueva crisis económica. Desgraciadamente, el Covid-19 ha entrado en nuestras vidas como un torrente, que lo arrastra todo a su paso. Por supuesto, lo peor de este virus es el sufrimiento y el dolor que ha traído a nuestras vidas. Nosotros podemos hacer muy poco al respecto, más allá de quedarnos en casa y hacer todo aquello que nos indiquen las autoridades.
El futuro próximo
Una de las peores cosas que nos pueden suceder en el ámbito económico es la total incertidumbre. En estos momentos, no sabemos hasta dónde llegará el problema, ni cómo de grande será. Sin embargo, hay algo que cambia respecto a la crisis del 2008, y es la certeza de que estamos entrando en recesión. Por ello, quisiera haceros una serie de recomendaciones (recordatorios) para intentar paliar los efectos de lo que se nos avecina.
Recomendaciones para afrontar una nueva crisis
En primer lugar, quiero recordaros que quien debe estar al mando en la toma de decisiones debe ser vuestro cerebro. El corazón puede y debe proponer rumbos de actuación, pero sólo la reflexión os ayudará a tomar las decisiones adecuadas.
Por otro lado, debéis recordar que los clientes son los que mantienen en marcha a vuestra empresa. Tenéis que redoblar vuestros esfuerzos para que os noten cerca de ellos. Es el momento de sacrificar el beneficio a corto plazo, para trasladar a vuestros clientes parte del mismo. Hay que reforzar el contacto con ellos para que sepan que sois sus mejores colaboradores.
También quiero recordaros que el endeudamiento no es una buena opción. Sólo debemos usarlo como el último recurso. No hay que olvidar que los préstamos hay que devolverlos y que no sabemos, a día de hoy, cuándo van a mejorar las cosas y, por tanto, cómo de duro será hacer frente a las obligaciones adquiridas.
El endeudamiento no es una buena opción. Sólo debemos usarlo como el último recurso.
Aunque nuestras relaciones con la banca (o con los empleados de banca) sea buena, no podemos olvidar que no son nuestros amigos. En la crisis anterior ya quedó demostrado. Sólo harán por nosotros aquello que les beneficie y que esté totalmente garantizado.
No quiero decir que no podemos utilizar los servicios bancarios, pero, por favor, hagámoslo con tiento y con los mismos criterios con los que actuaríamos si no existiera crisis.
En todas nuestras actuaciones empresariales debemos actuar con claridad. Tenemos que usar la lealtad como bandera. Sólo si somos transparentes en nuestras peticiones a los demás, podremos conseguir plena colaboración.
Controlad al máximo vuestra tesorería
Sed racionales en el uso del dinero. No hay que pagar al que más presione, sino al que nos resulte más necesario. La creación de un fondo de reserva para emergencias es siempre una buena costumbre. En estos momentos, disponer de un rincón del que echar mano os dará mucho confort en los días que vienen.
Recordad que vuestros proveedores tienen los mismos problemas que vosotros. Por tanto, pactad con ellos todo lo relativo a los pagos. Aunque les duela, van a agradecer que les aviséis si va a haber algún incumplimiento. El aviso les va a permitir prepararse y a seguir confiando en vosotros.
También quiero recordaros la importancia de la negociación. Es preciso ser capaces de pactar todo aquello que tenga relevancia en el funcionamiento de la empresa. Pactar implica estar dispuesto a llegar a acuerdos, aunque eso conlleve alguna renuncia o concesión.
Por último quiero desearos que el futuro sea lo más confortable posible a nivel empresarial y, por supuesto, que os sea propicio a nivel personal.
Manuel Ginebroza
Economista y asesor de franquicias
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